Una correcta elección del calzado deportivo tiene como base el acierto en la talla de las mismas, como norma general, se recomienda que sea entre 5mm y 10mm más largo que la longitud del pie más grande.
Esto debería ser así porque durante la fase de pie plano al suelo tras el impacto inicial, el pie experimenta un alargamiento y un ensanchamiento por encima de sus dimensiones en reposo (hasta un 10% más).
Las zapatillas de correr deben de permitir dichos cambios anatómicos, evitando de ese modo problemas que se traducirían principalmente en la afectación de las uñas y de los dedos de los pies.
Utilizar una zapatilla deportiva inadecuada provoca lesiones de dolores de espalda, sobrecargas musculares, tendinitis o problemas en las plantas de los pies que tienen su origen en una mala pisada provocada por un calzado inadecuado.
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